Tirando de hemeroteca

 Sicilia, febrero de 2015. Pongamos que me apetece publicar en el blog esta entrada antigua del facebook o que me poseyó el espíritu de Sofía Petrillo (o que se me secan las ideas al poco de empezar el blog, mal vamos) El caso es que lo que viene a continuación es un corta y pega descarado. Eso sí, el copirrai es todo mío, faltaría plus.
Esto ocurrió en febrero de 2015 y está 100% basado en hechos reales...por desgracia.



 ¡Venga! Voy a contaros una mañanita típica en la pediatra para que veais lo entretenida que estoy, y así de paso me reporto. Antes de seguir deciros que los nenes están bien, griposos pero bien.

Tras un mes malos en casa (todos, en distinto orden, primero mi mayor, luego el churri, luego yo, luego mi chiquilín con noche en observación hospitalaria incluída, luego dos días de paz y ooootra vez los nenes con fiebre y así, en un bucle sin fin) toca nueva visita al pediatra, esta vez por revisión de 18 meses de mi mayor y vacunas de 2 meses del beibi, que no le pudimos poner la semana pasada porque aún estaba malo. ...Sí, la semana pasada también fuímos, y hace cuatro, y hace tres al materno-infantil... van a poner una consulta para nosotros solos.
Ayer llaman a trabajar al padre, lo hacen siempre de un día para otro, papá está fuera y la mujer que me ayuda en casa no está libre; así que me lo pienso y decido plantarme en la consulta solita con los dos, que "maloserá"...Además ya no estoy afónica, se ve que salimos del bache (o que mi mayor en su afán de poner la casa patas arriba encontró nuestros muñequitos con alfileres y los desclavó todos, vete a saber)

...Nunca mais...

Tras sesión de baños y limpieza de legañas (¡joer con la conjuntivitis!, por las mañanas eso es cemento armado) los embuto en las mil ropas del invierno, los amarro a sus sillas, cierro sacos, todo contando con su colaboración absoluta (modo irónico on) y tras repasar que llevo pañales, cartillas y tarjetas sanitarias salgo a la calle empujando el autobús (léase carrito doble) en medio de tremendo aguacero. La burbuja del autobús es una p..ta mierda y con el aire que hace el paraguas lo llevo por llevar, para dar penita en los pasos de cebra si eso...y de esa guisa llegamos al centro de salud. Que está cerca de casa, menos mal.

Entro y le comento a la enfermera la situación,siendo dos bebés en medio del bucle fiebre+toses+mocos+diarrea+conjuntivitis ya somos como de la familia. Mi plan es dejar al peque en su silla porque con el paseíto se duerme y no da guerra, mientras entro con el mayor a revisión, vacunas y toda la pesca. Pero mi gordo decide que está hasta el culo de ser "ninguneao" y empieza a llorar según detengo el carro. Como la malamadre que soy paso del pequeño y me llevo al mayor, que también chilla que se mata, con la enfermera de pediatría y lo desvisto, momento en el que me llega una tremenda peste y es que aquí el mozo se ha cagao. Que da lo mismo que ya tenga 18 meses, él es plantarse en la consulta y mear y/o cagar, no falla. Y la bolsa con el "material" fuera, con el carro. Salgo a por ello mientras me lo sujetan , que al no verme berrea aún más, y me vuelvo rauda sin hacer caso de mi bebé de dos mesecitos que sigue desgañitándose to colorao. Malamadre total, los de la consulta flipan, supongo.

Pregunto dónde dejo la bomba radiactiva y me dicen que me la tengo que llevar, para no apestar la consulta. No tengo nada con qué envolverlo y lo dejo así hecho un burullo en la bolsa del carrito, tal cual. Los de la consulta atónitos.
Revisar a mi grande es una auténtica cruz, y mientras lo visto la enfermera trae al peque ("lo cogí porque no calla, qué penita da") y entre ella y la pediatra lo desempaquetan, lo vacunan, y me lo empaquetan de nuevo advirtiéndome de que la criatura está empapada de cintura para abajo. Es oir eso y claudicar (hasta entonces aguantaba el tipo) y les digo que me equivoqué no cambiando la cita mientras trato de cazar los zapatos del de año y medio sin que el susodicho se me escape en bolas por el consultorio; porque una vez comprobado que ya no lo torturan más cae en la cuenta de que el sitio está lleno de juguetes por los que ir repartiendo toses y mocos, que es una lástima. A todo esto a mi pobre bebé lo vacunaron sin que su madre estuviese con él ni un solo momento. Encima oigo comentarios de tipo -"qué me vas a contar! si tengo gemelos, y nadie me ayudaba tampoco, al pediatra iba siempre sola con ellos, pero yo me apañaba muy bien"- ole y ole, esto la enfermera, la perdono porque me ayudó pero vamos... Con la presión de que mi chiquitín está empapado y encima malitos como los tuve los ato al carro como malamente puedo y me piro de allí sintiéndome pequeñiiiiiiita pequeñita...

Ya en casa compruebo que el chiqui tenía empapado el buzo porque la burbuja doble es una caca pero por dentro estaba seco. Lo que pasó fue que sudó mucho, mi niño, todo el rato en la sala de espera con el buzo puesto...y el body húmedo también
Lo dicho, nunca mais...

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