Cachito, cachito, cachito mío...





 Pedazo de cielo que la ciencia me dió...

 La cosa es que andaba yo de migraña, con el puñetero martillo pilón en la sien derecha y unas naúseas importantes que no acababan de ceder ante la medicación. Mi santo salía a trabajar y los nenes quedaban al cuidado de la tele mientras yo me hacía un ovillo en la cama apretando mi sien palpitante contra la almohada en busca de un inexistente alivio, y cargándome de autocompasión como hago siempre que estoy de jaqueca, diría que quejarme mucho es parte de la analgesia.

 Total que mi Moreno se presenta y al verme de día metida en cama y con las persianas bajadas, saca sus propias conclusiones y actúa en consecuencia: -"¡mamá! ¡a momí!"- me espeta mientras me arropa y se enfada -"¡hummm!, ¡a momí mamá!, que e de nosche"- imitándome en todo lo que hago con ellos cuando los acuesto. Finalmente, cogiendo mi cara con sus manitas sonríe y me dice bajito-"¿quiénquiero yo?"- y me planta un beso, cierra la puerta despacito y se va.

 Morí de amor lo juro, y el papá, pobre... de pelusa.


 

Comentarios

  1. Y más que comentaría querida, pero escasea el tiempo....eso sí, no puedo dejar de felicitarte porque cada publicación supera la anterior.
    Mil besos para todos.

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  2. Si es que parece que no, pero lo copian todo...incluso lo bueno😉
    Seguro que aún estás limpiándote la baba. Besos

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  3. Ay Marieta! Qué ilusión, muchas gracias!, no sabes lo que mola saber que me leeis.
    Katia, en canoa, tuve q salir en canoa por la inundación jajaja

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