¡¡Mami mami, mami mami, mami mami, mami mami!!



"Money makes the world go round" cantaba Liza Minelli a todo trapo en "Cabaret". Mentira cochina: lo que hace que el mundo gire es una mami.

 La prueba de ello es que es el nombre más universalmente gastadito desde que el mundo es mundo. Mami mamá, mamá mami: la madre del cordero, la madre de Brian y la madre que los parió, o sea yo, para más señas. Mi nombre se corea desde la mañana a la noche sin descanso, a turnos o al unísono, en distintas entonaciones y decibelios pero se nombra, perennemente, por los siglos de los siglos amén. Me perdonen ustedes si escribo incoherencias, fundí a negro como a las siete y media de la tarde y desde entonces las cosas no mejoraron mucho.

 Hay variedad, no crean. Además del modo ametralladora tipo Cabaret (¡¡mami mami mami mamiii!!) tenemos:

 -Modo guasón: ¡maaaaaamiiiiiiiii....! Este es muy del Rubio

 -Modo porculero: ¡pero mami! ¡mami que no! ( o mami que sí, según toque, siempre lo contrario de lo que se le pide) ¡mami que no, QUE TE HE DICHO QUE NO! - que sí - ¡pero mami! Y vuelta al inicio, da capo.

 -Modo disco rallado: mami escúchame, mami QUE TE ESTOY HABLANDO YO, mami que te digo que blablabla, mami que me escuches, mami que blablabla ¿sí mami?, mami ¿sí? -SÍ- que sí mami, que blablabla, ¡mami escúchame! ... 
  Y vuelta a empezar. En bucle. Muy del Moreno junto con el modo porculero.

 -Modo "divine": mami mírame, mami mira que hago, mami mira QUE HAGO YO. Esto es muuuuy del Rubio

 -Modo policial: ¿mami qué haces? -me visto- ¿mami y a dónde vas? - al médico con tu hermano- ¿mami por qué? -porque tiene pupa- mami YO NO TENGO PUPA- por eso no vienes- mami, ¿papá se queda conmigo?-sí- ¿y tú te vas mami?- sí- ¿con el Rubio?-sí- ¿y por qué te vas mami?...

 ...Para no matarte hijo, punto pelota.

 (Lo de punto pelota lo digo yo, el muchacho pone un punto y seguido y continúa, vaya a ser que calle siquiera un nanosegundo).

 Y podría seguir con la clasificación pero creo que ya os haceis una idea. Así todo el santo día. Esa es la explicación de que de vacaciones y levantándome a las diez y media, a las siete de la tarde esté como si me atropellase un camión. Claro que repaso la jornada y veo que hago desayunos, los visto, me los llevo a la compra, me "ayudan" a hacer la comida, recojo platos, pillo los mil y un bártulos playeros y tiramos para la playa, saltamos las olas, hacemos construcciones, sacudimos arenas, batallamos en las duchas (la idea es quitarles ¨lo gordo¨ a ellos, pero la que acaba duchada soy yo), quito bañadores, pongo chanclas y tiro para casa pastoreando al ganadito sin una mano libre, simplemente con el ¨sutil¨ tono de mi voz...Ya en casa más duchas, visto de bonito a un churumbel para llevarlo al médico y tiro para el centro de salud, con el nene a rastras por el sueño y el dolor de los habones cortesía de un mosquito cabrón. Me parto la espalda con el lechón en brazos y ya en casa meriendacenan, y para la tele. Y yo me derrumbo en la cama a las ocho de la tarde con el mami esto, mami aquello, taladrándome las sienes. Y aún queda la cena y el empiltramiento, todo sin que dejen de reclamarme ni un segundo.

 Vacaciones le llaman a esto, oigan. Con un par.



 

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