Mis vecinos se quejan del ruido




 Una tarde, hace ya tiempo, subió la vecina de abajo a decirnos que el ruído que hacían los nenes con el correpasillos era muy molesto. El papá lo relegó a la parte alta de un armario, de dónde no ha vuelto a salir.


 Tiempo después, una mañana muy temprano (siete de la mañana) me levanté a intentar calmar los llantos de uno de mis niños, no recuerdo cuál, ante el poco éxito del papá en ello. Justo pensaba en los vecinos cuando antes de llegar a la habitación de los nenes tuve que abrir la puerta de casa y escuchar cómo el vecino de abajo, desaforado, me conminaba a hacer callar al nene y a llevar una vida en general más silenciosa, porque los llantos, golpes de cosas que caen, muebles arrastrados etc. les estaban quitando la salud. En concreto me informa de que tiene una hija que no puede dormir ni tampoco estudiar, lo que me deja muy preocupada. Me disculpé y, abochornada, tomé todas las medidas que se me ocurrieron para solucionar la situación: pusimos topes en todas las sillas y mesas, compramos alfombras y retiramos de la circulación un montón de juguetes, entre ellos muchos de los favoritos de mis hijos, que por distintas razones podrían resultar molestos, principalmente aquellos que por haches o bes acaban siempre cayendo al suelo ruidosamente. Y llegó la primera discusión por este tema, las primeras broncas a los nenes para que no hiciesen ruído, los primeros días sin música, las primeras tardes enteras de tele para que se estuviesen quietos...



 Unas semanas después suena nuevamente el timbre y en esta ocasión es el vecino de puerta, casualmente también presidente de la comunidad, quién de forma totalmente correcta, y mientras revuelve afectuosamente las melenas del Moreno, me pide que intente controlarlos un poco porque la vecina de abajo está estudiando una oposición y la molestamos mucho. Con el presidente, vecino pared con pared, la relación es totalmente cordial. Se trata de un hombre mayor que vive solo y que se toma su cargo con la misma seriedad que si presidiera el gobierno. Nos acogió bajo sus alas cuando nos mudamos y nos informó de muchas cuestiones relativas a la vida vecinal. Justo me pillaba saliendo para el parque y para allá que fuimos...cuatro horas. Cuatro horas de parque. Para entregarle a la opositora una tarde de silencio, ¡menos da una piedra!. A la vuelta, nada más pisar el portal, comienzo a mandar callar de buenas maneras, y de malas a continuación.

 Los días siguientes pienso en mis tiempos de estudiante, oyendo la tele al lado de mi cuarto, las voces de mi familia, mis padres, mis hermanas, el ruído de la cocina, el timbre del teléfono.... Podía estudiar así pero yo era un caso raro: la mayoría de estudiantes universitarios tiraban de biblioteca. Al lado de mi casa de Gijón hay una buenísima, la biblioteca Jovellanos. A cinco minutos andando. Son ideas que voy rumiando mientras los otros dos adultos afectados, el papá y la cuidadora, hace tiempo que pasan del tema bastante, la verdad. Yo soy incapaz: las quejas de los vecinos de abajo me amargan. Mal por mal, prefiero esta queja de ahora a que su niña no duerma, pero tampoco me apetece incordiar a la opositora. Y la presión sobre mis niños aumenta, hasta el punto desagradable de llevarse algún azote por correr o caérseles algo al suelo. Todo por evitar la vergüenza de que se quejen los vecinos de abajo. Cada vez que oigo el timbre de la puerta  mi corazón se dispara.




 Aún así, nuevamente una tarde más subió el vecino a quejarse por el ruído cuando los niños, para sentarse a dibujar, arrastraron sus sillitas y su mesa por fuera de la alfombra. En esta ocasión y ante nuestra ausencia fue la señora que los cuida quién se disculpó nuevamente, y quién me insistió luego en que no estaban montando ningún jolgorio exagerado, a la vez que me contaba una experiencia similar sufrida cuando sus hijos eran también pequeños. Para entonces yo seguía abochornada por la situación y continué en mi cruzada de broncas contínuas para que los nenes no corriesen por casa, no saltasen y sobre todo no dijeran esta boca es mía por la mañana cuando los levanto para ir al cole. Siete y media de la mañana, dos nenes de 3 y 2 años en una comunidad de vecinos donde no se oye ni respirar. Imaginaos la tensión. Hubo días en que me sentía como una intrusa en mi casa, como si al cruzar la puerta entrase en una cárcel del tercer mundo en lugar de la sensación esa de "acogerse a sagrado" que debemos sentir todos al llegar a nuestro hogar. Los niveles de ruido, eso sí, disminuyeron hasta límites de pura supervivencia, haciendo que incluso me plantease ante una emergencia nocturna si tirar de la cadena o no, por si acaso...

 Para entonces, mis búsquedas en google ya me habían informado de la multitud de conflictos vecinales ocasionados cuando se trata de nenes de la edad de los míos, incluso bebés, que no dejan vivir a los vecinos que los sufren. Las medidas de aislamiento acústico que se pueden adoptar sin hacer obras no van más allá de alfombrar o emoquetar el suelo. Incluso las obras pueden no ayudar: muchos edificios construídos antes de 2006, año en que la ley endureció los requisitos de construcción en lo referente al aislamiento acústico, tiene tales deficiencias que para subsanarlas habría que obrar en ambas viviendas y en zonas comunes. Una locura. Sospecho que algo así nos está pasando; los vecinos parecen gente normal, y si no les dejamos vivir es porque nuestros ruídos, en su vivienda, se oirán estruendosos y con vibraciones, estoy segura. Los entiendo y vivo muy agobiada, imponiendo la ley del silencio a todos los habitantes de la casa: no se corre, no se salta, no se baila, no se ríe, tampoco se discute, no se ponen ni lavadoras ni secadoras más allá de las siete, tampoco se cocina de noche, nada de lavavajillas, la tele se ve en susurros, no se canta ya, no se juega al corro de la patata, no se nada de nada. ¡Chissssst!! es mi nuevo mantra, siempre con el corazón en un puño, y por supuesto también en susurros...pero con una cara de fiera comeniños que no mola nada. Y al papá menos. Pero es que esta situación me supera. O debo decir superaba ...hasta hace dos semanas.






 Sábado, ocho y media de la mañana, le quito a mi Rubio una marioneta para vestirlo y se arranca por bulerías. Que le duran un rato además, no nos engañamos, lo de los "terribles dos" no se dice porque sí. La patrulla canina obra el milagro y como quince minutos después el churumbel se calla. La mañana transcurre tranquila, salimos un rato, comemos en paz y nos echamos una siesta histórica, ellos dos horitas y media y yo una cabezada generosa que me sabe a gloria. A las cinco se despiertan y les pongo sus bañadores nuevos porque vamos a la playa. Encantados de la vida, juerguean y se ríen en la alfombra frente al espejo. ¡A la playa mamá, a la playa! corean felices y yo también, intentando organizar el reparto de bártulos entre mis sherpas, que hay que ver todo loquenecesitaunafamilia para bajar a la playa. Lo que no necesitábamos, media hora después, es al vecino de abajo timbrando en la puerta y afeándome nuevamente el ruído. Cortada, me disculpo y le digo que como son las cinco y media del sábado y enseguida nos bajamos a la playa no pensé que le molestase. Nuevamente me hace ver la amargura de tenernos como vecinos mientras solo acierto a replicar..."pero si se acaban de levantar de dos horas y media de siesta, ¿cómo es posible? De verdad que es así, ¡sí me dormí hasta yo!" El hombre se queda callado un segundo y contesta alzando la voz -"¿y esta mañana, que no hacían más que llorar?"- Respondo que mi pequeño tiene solo dos años y lo calmé lo antes que pude. Que entiendo que le moleste y que haré lo posible por controlarlos más. Le explico todas las medidas que tomamos para disminuir el ruído porque de verdad necesito que sepa que sus quejas me importan. Pero a él mis explicaciones no demasiado, y se marcha escaleras abajo dejándome con la palabra en la boca. Es la víctima, el sufridor, el ofendido. Y yo parezco gilipollas.

 Al menos esa es la conclusión a la que he acabado por llegar, tras hablar con medio mundo de este tema y recapacitar sobre ello una y otra vez. Porque subir a quejarse por un ruído normalísimo tras un rato largo de silencio sepulcral no me cuadra mucho la verdad, y que me de la espalda cuando empiezo a explicarme, menos. Necesitaba rumiar mi disgusto y de ese come-come, además de la ya mencionada conclusión, extraje estas otras:

-Primero: muchas de los padres de mi entorno me han contado experiencias similares. Y cuando digo muchos son muchos: compañeros de trabajo, el grupo guasap de madres del que hablé aquí, amigos del papá, incluso como decía la cuidadora de los nenes. En internet ya ni os cuento: hay casos calcaditos al nuestro. La blogosfera maternal está plagada de ejemplos, aquí os dejo a la Dra. Amalia Arce de  Diario de una mamá pediatra. Y los que no lo han tenido se dividen en dos grupos: los que no tienen vecinos, o los que tienen vecinos que también se oyen, mi caso en el piso de Coruña (donde no tenía especial cuidado y jamás nadie se quejó). 

-Segundo: los padres somos totalmente diferentes entre nosotros. No somos un colectivo con intereses comunes, lo único que tenemos realmente en común es habernos reproducido o hechos asimilables, punto pelota. Los vecinos de abajo tienen una hija de unos diez años, que antes no dormía y ahora espero sí, ya que no volvimos a tener noticias de tan funesto hecho. Deduzco que ya puede estudiar porque últimamente la que no puede es su madre. De las incomodidades de la niña no hemos vuelto a saber nada repito, es un consuelo. 

-Tercero: ser padre no significa que sepas lo que es criar a un niño, en general digo. Como muchísimo sabrás qué es criar al tuyo, que puede ser una malva como lo fue mi Rubio hasta que cumplió los dos añitos, o como seguramente será la nena de mis vecinos... pero lo más probable es que no. Si encima por trabajo apenas lo ves y las abuelas se disputan por atendértelo puedes hablar mucho, pero no tienes ni idea, créeme. En mi caso, la naturaleza sabia hizo que mi primogénito fuese el Moreno, con lo que mis ideas y opiniones sobre los niños asalvajados porque sus padres no los educan, firmes como rocas antes de convertirme en madre, se fueran por donde habían venido. Ahora hago lo que puedo y me maravillo, sí, lo hago, con mis hijos, su carácter y su vitalidad.

 - Cuarto: a qué horas se produce el ruido molesto y qué lo produce es determinante. Tengo una larga experiencia en ruidos vecinales, porque la mayor parte de mi vida la pasé en el bando contrario: era la persona silenciosa que vivía sola y que se comía los ruidos de los demás. Curiosamente opino que lo peor son los vecinos mayores, que están sordos e imsomnes, una malísima combinación. Teles a todo volumen, broncas entre ellos, todas las conversaciones a voces, golpes de bastón a todas horas...También me sé la modalidad "tardes con niños en casa" y "perro que ladra seguido". Sin embargo subí a protestar en dos ocasiones nada más: en ambas el problema era la música a todo trapo de madrugada. En mi opinión, inadmisible. Pero el resto, también en mi opinión, agua y ajo. La gente tiene derecho a envejecer y estar dura de oído, tiene derecho a ser una familia todas las tardes y tiene derecho a tener una mascota. Si no ladran fuera de horas molesta igual, claro que sí, pero me aguanto. Porque oigo al dueño mandándole callar, porque el animal no lo hace a posta, sino que es su condición. Con los niños pasa algo parecido. Recuerdo oir la tele y sus jolgorios sábados y domingos por la mañana temprano. Yo salía de noche y me molestaba, pero jamás se me ocurriría quejarme. Estudiaba una segunda carrera y más de lo mismo. Aunque me resultaba fácil concentrarme a veces acudía a la biblioteca, como todos los estudiantes del mundo mundial ha hecho siempre y harán. ¿El ruído es intencionado? ¿es de noche? ¿es una costumbre? Quéjate. ¿Es el llanto de un niño? ¿es otro ruído pero a una hora prudente? ¿es algo puntual? Te aguantas.

 -Y quinto: por distintas vías me informan de que las ordenanzas municipales estipulan que entre las once y las ocho de la mañana los ruidos han de ser mínimos. Fuera de ese horario, y dentro de un orden, barra libre. Mis nenes han dormido siempre muy bien, como troncos y del tirón, casi casi desde que nacieron. Igual es por eso por lo que hasta ahora no hubo quejas. Me cuentan un caso en el que se les presentó la policía en casa, y que luego bajaron a amonestar al vecino que los llamó...en mi caso, sábado a media tarde con mis delincuentes de tres y dos años alborozados por la perspectiva playera, imagino la cara de los policias y me froto las manos.

 En resumen: queridos vecinos, me pesa y mucho el trago que estais pasando desde que nos mudamos. Y también me apena que el tremendo cambio que hemos dado en nuestra dinámica para evitaros molestias, sólo haya servido para que en lugar de una familia amargada ahora haya dos. No quiero decir con ello que vaya a arrancar topes y fieltros de los muebles ni a permitir a los niños corretear por la casa, eso no. Pero tampoco voy a vivir condicionada por vuestras quejas en vista de que son, a todas luces, inevitables. Y dado que donde vosotros no podeis dormir, ni estudiar, ¡ni vivir! nosotros dormimos (ojo que el papá trabaja a turnos, de noche muchas veces), estudiamos (formación para mi trabajo) y vivimos que es un gusto, permítidme que al menos no vuelva a tratar de impedir que mis nenes os molesten a base de azotes, porque eso sí está prohibido por la ley.


 En otras palabras vecinos, y con todo sentimiento por la situación...que os den. 




Comentarios

  1. Como funcionaria te digo que yo estudiaba en la biblioteca, y en casa me harté de oir al vecino, pared con pared, practicar con la guitarra... con tapones y cagándome en to... Y aquí estoy, oyes...
    Que les den, pesados, maleducados y raros!!!

    Besos!!

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  2. ¡Gracias Ana! Debo decir que desde que escribí esta entrada no hemos vuelto a saber nada de ellos, afortunadamente...a veces me pregunto si no habrán leído el blog.

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  3. Ufffff, 2017, como habrá acabado el tema.
    Estoy parecido o peor, mellizos, 4 años, el sueño de nuestra vida recién estrenado, una casa con patio, ático y espacio de sobra para que los niños jueguen, no como en el piso en el estábamos que el salón era su zona de juegos, no sin prescindir de la mesa de invitados y la de centro.
    Burofaxs amenazantes porque mis hijos juegan en nuestro patio y no les dejamos leer. Ya casi ni salimos al patio, 32 grados y métidos en casa para no oír un "no griteis" bastante arisco desde el otro lado.
    Ahora en el ático tampoco, golpes en la pared si la niña juega con un muñeco de 8cm de la patrulla canina mientras les pone voces, o si el niño monta una vía de madera de un tren.
    He puesto todo el ático de alfombra de puzzle, entero, baratas no son las alfombras de goma Eva, 250 piezas son un pastón.
    Tampoco eso resuelve el problema, conclusión, el problema no es mío, no puedo hacer nada por resolver este conflicto porque ellos no hacen nada por que se resuelva mientras yo vivo en modo ninja en mi casa.
    Para evitar que hagan ruido he conseguido que mis hijos sólo vean la tele, están todo el día en el sofá, casi apáticos, he conseguido apagar su vigor con broncas pero se acabó.
    A partir de ahora volverá la música y el juego a casa, echo de menos hasta los aborrecidos cantajuegos.
    Espero la denuncia como agua de mayo.

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    1. Hola hermosa, mucha gracias por dejar tu comentario, eso lo primero.
      Te cuento: seguimos viviendo en el mismo sitio y tras publicar el post no volvimos a saber nada. O lo leyeron y se dieron por aludidos (hay muchos datos) o no sé...Las dos últimas veces que subió a protestar, antes de escribir el post, abrió mi marido. Quiero pensar que hablar con él y no conmigo no influyó...prefiero pensar que leyeron el post. De verdad que sí.
      En tu caso, entiendo que vives en un adosado...me recuerdas mucho a mi. Entonces, aún a riesgo de meter la pata porque no conozco el caso (y dando por sentado que ambas sois familias normales, no locos de la colina) te diría que te impongas un poco y que pases ...otro poco. Ya has tomado medidas que es lo que debes hacer, pero si son actividades normales, no taladros ni excavadoras a las tantas pues ya está.
      Aunque te entiendo muy bien. Empecé a buscar piso ese año, compramos el siguiente, nos lo darán en breve. E insonorizados una de las habitaciones, no te digo más...

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    2. Me rindo.
      No se puede vivir así.
      Lo que más rabia me da es que el entorno no ayuda, no le da la importancia que tiene, simplemente dicen, cuando golpeen no les hagas caso.
      Los niños se asustan cuando oyen esos golpes en la pared (que en mi caso son tremendos) y dejan de jugar.
      La policía me da la razón y me dice que ellos no pueden hacer nada por el ruido que hacen mis hijos, pero también me dicen que yo no puedo hacer nada por sus golpes.
      El ático insonorizado, suelo entero de goma Eva 2mm, la pared entera de los cuadrados de espuma con pirámides de los que se pone en los estudios o locales de ensayo y da igual.
      El problema no es el ruido, el otro vecino dice que ni nos siente, claro, estamos fuera de casa lo más que podemos porque estar en casa es un suplicio.
      Estás navidades con los niños sin colegio y temperaturas muy bajas en la calle son más una tortura que un descanso, mucho tiempo en casa inevitablemente y más y más golpes.
      La gente de la comunidad te da la razón y te entiende, pero nadie se moja, mientras los "locos" tengan un objetivo ellos están a salvo de sus ataques, ya les he dicho, el día que yo me vaya esa gente, que es problemática de por sí y tienen conflictos estén donde estén, buscarán otra víctima, suerte os deseo en el sorteo.
      Por suerte aún no había vendido en piso y la remudanza será sencilla.
      Lo que más me preocupa es como se lo tomarán los mellizos de 4 años, pero supongo que ellos son los que mejor se adaptan a los cambios.
      Preferimos vivir en un piso pequeño sin estar todo el día angustiado que estar en una casa enorme y no disfrutar de ninguno de sus rincones.
      Se crearán ganadores pero no lo son, viven amargados pendientes del resto.
      Y me quita un consuelo, quizás quién nos compre el piso no sea tan comprensivo como nosotros no tan civilizado y está gente se lleve su merecido.
      Un saludo y gracias.

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    3. Me quedo helada, no me puedo creer que tengais que dejar el ático...En fin, ojalá lo vendais bien y los nuevos propietarios sean personas mayores insomnes y con sonotone, aficionados al metal y con dos perritos pequeños.

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    4. El ático que tengo insonorizado es donde juegan los niños, la vivienda en realidad es un adosado, los vecinos ni tan siquiera están debajo, están al lado.
      Tener que abandonar tu casa porque los vecinos se quejan de tus "ruidos", suena absurdo, lo sé, pero a la gente que no lo ha vivido le cuesta mucho entender el nivel de estrés, el malestar y la angustia que puede llegar uno a tener en su propia casa.
      Triste también es que en casos tan evidentes la justicia no pueda haber absolutamente nada para proteger a la víctima.
      Un saludo

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  4. Gracias gracias y gracias!!!! Necesitaba leer algo así hoy sobretodo hoy. Gracias otra vez. Me lo voy a imprimir.

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  5. Qué bien me viene este post ahora. Justo hoy tuve un movida un poco fuerte con la vecina de abajo. En nuestro caso todo empezó a raíz de una avería en su baño (los vecinos de abajo), a los tres meses de mudarnos a nuestro piso(todo reformado), subió el vecino porq tenía una mancha en su techo, nos pareció raro porq como dije antes nuestro piso fue reformado entero, aún así, llamamos a nuestro seguro para q viniera, el problema es q no querían q les abrieran para ver el daño y simplemente se lo pintaron. El vecino pretendía q nos abrieran el nuestro ( un baño nuevo). Total, lo pintaron solamente y quedó la cosa ahí. (Aquí ya estaba embarazada) varios meses después, volvió a subir por el tema del baño, tuvimos q volver a llamar a los del seguro y tuvieron discusiones con el chico q enviaron, vino otro y pasó lo mismo, al abrir ellos consideraban q no era problema de nuestra tubería, pero los vecinos enfadados insistían en q se lo tenían q arreglar, total, q después de poner reclamaciones y discusiones con nuestro seguro, finalmente se hizo cargo el seguro de la comunidad quien era q le correspondía y obviamente la reclamación al nuestro fue desestimada. Bueno pues, a parir de ahí nos pasan cosas raras.. alguien se dedica a dejarnos toda la publicidad de los buzones en el nuestro, y lógicamente sospechamos de ellos, son los únicos q pueden estar molestos con nosotros por el tema del baño.

    Ésta tarde estando en la cocina mi hija de dos años pegó un salto y en seguida gritó la de abajo ( estoy hasta el coño de los ruidos), y le contesté, ella a mi y nos empezamos a decir cosas desde la ventana. Me decía q no estoy educando a la niña y q da por culo todo el día. Perdona!!! Me parece totalmente injusto porq la niña echa la siesta todas las tardes de más de dos horas, es muy dormilona, se suele dormir a las 11 de la noche y se despierta a las 9:30. No tengo consola y no hacemos nunca fiesta en casa, de hecho, tanto el padre como yo, nos acostamos pronto y los ruidos q pueden haber son los habituales en una casa. (Subir las persianas para ventilar), un día me gritó por esto, parece q también le molesta, pasar el aspirador a horas prudentes y esas cosas. Pero de ahí, a decir q damos por c... es exagerar bastante. Hoy me dijo q llamaría a la policía. (Aquí estoy tumbada esperando a que vengan) y a ver si terminamos con esto.

    Gracias por tu post.

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    1. Gracias a ti por comentar Mey, ¡qué fuerte lo que cuentas!...Vivir con un vecino que te amarga a quejas por los ruidos cotidianos es una cruz. Ojalá la tuya se canse y, como los nuestros, no vuelva a abrir la boca. Y si llama a la policía porque la niña de dos años juega durante el día en su casa o pasais el aspirador mira...yo yaaa

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  6. Cuanto amargado/da hay en este mundo! A mi vecina la molesta cuando camina mi perro, cuando juega mi niño, cuando paso la aspiradora.....en fin! Gracias por el post! Necesitaba leer algo así!

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    1. Gracias a ti por leerme y ya sabes, evita hacer ruido en lo posible pero en lo que no (actividades cotidianas en horarios normales, se entiende) pues pasando, que es gerundio...

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  7. No sabéis lo que se agradece poder leeros. Más que nada por saber que está situación no ocurre sólo a nosotros. Nos hemos mudado el pasado noviembre y la vecina de abajo protesta por todo. Qué si oye a mis hijas, que sí está intentando echar la siesta y el ruido no le deja ( estábamos pasando la aspiradora un domingo a las 4 de la tarde). Qué si los niños en casa no pueden correr, que sus hijos sabían que en casa no se corría. Y WhatsApp tras WhatsApp día sí y día también hasta que mi marido le dijo que no le escribiera más. Al poco nos llama el presidente de la comunidad para decirnos que ha intentado convocar una reunión de vecinos para hablar de nosotros y que la llamara para que acordáramos pagar a un perito para que mida nuestros decibelios. Así que le dije al presidente que por favor le dijera que llamara a la policía y que si quería medir los decibelios de nuestra casa que lo pagará de su bolsillo y que lo hiciera también en el resto de viviendas del edificio. Hay que decir que nosotros por la mañana trabajamos y las niñas van al cole y por la tarde o estamos en el parque o en las diferentes extraescolares. Después de un tiempo sin quejas. Ayer volvió a subir trayendo a otra vecina con ella para decirme si me parecía normal estar todo el día con los tacones puestos en casa, que el ruido era insoportable. Tras decirle que no había estado en casa, me dijo que ya lo sabía que el ruido había sido de 8:30 a 9:00 y de 9:30 a 10:30. Qué si fuera educada sabría que en casa se pone uno zapatillas y que por nuestra culpa ahora se iba a tener que gastar un pastizal para aislar su techo porque vivir en su casa ahora se hacía insoportable. He hablado con los antiguos propietarios y me han contado que también tuvieron problema con ella por lo mismo hasta que un día la abuela se enfrentó con ella. Es muy desagradable tener que vivir esta situación pero creo que la solución está en tratar de vivir de la manera más normal posible e intentar que sus quejas no te influyan. He comprendido que haga lo que haga va a encontrar algún motivo para quejarse. Nunca en mi vida había tenido problemas con ningún vecino antes y por lo que veo ella tiene problemas con todos.

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    1. Muchas gracias Ainho y disculpa por tardar en publicarte, tengo que pasar por aquí más a menudo.
      Te entiendo perfectamente, me sentía exactamente igual que tú, jamás había tenido ningún problema con un vecino hasta entonces.
      Ahora vivimos en otro piso y, de momento, nadie se ha quejado.
      ¡Ah,y mis hijos corren! Y les digo doscientas veces que no corran, pero lo hacen tarde o temprano.

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