Érase una vez . . .



...un niño de cinco años sentado entre su hermano de cuatro y su madre. Es la hora de acostarse. En los culos de los tres unos cuantos cojines y en el regazo del niño un cuento: "la casita de chocolate". La historia de una bruja malvada que engordaba churumbeles para comérselos, y de como dos hermanitos acabaron echándola al fuego para librarse de tan funesto final. Por el medio escenas de niños muertos de miedo perdidos en medio del monte, y de casas maravillosas con tejados de chocolate y ventanas de bizcocho.

 (...Que yo lo intenté con los cuentos modernos pero es que las historias clásicas lo son por algo: crueles, salvajes y ...absolutamentes irresistibles).

 Y el nene lee concentradísimo los párrafos de la historia mientras su hermano comenta los dibujos más "interesantes", como aquel donde la bruja patea a un pobre gato o cuando luce incrustada en la chimenea, levantando el culo en todo su esplendor.

Mía el culete de la buja...!- el Rubio se descacharra con la vieja, más políticamente incorrecto no puede ser todo, esa es la verdad...

  Mientras, el Moreno continúa leyendo despacito toda la historia, sin cansarse ni detenerse más que para pelear alguna palabra concreta o recuperar el hilo cuando se salta un renglón. Incluso pone voces cuando hablan los personajes- "¡Haaansel! ¡mira esa casita!"- entonando perfectamente las exclamaciones y las preguntas y, lo que es más importante, comprendiendo el texto, el contexto, la historia que se narra...

  Desde los tres años acude a logopedia. Hace apenas un año teníamos un posible diagnóstico de un trastorno específico del lenguaje, un TEL. Seis meses después todo apuntaba a un problema de audición que requería cirugía. Y hoy, tras una operación de adenoides y tímpanos leemos "Hansel y Ggrrretel". Y Bambi. Y los trrres cerrrditos... Y lo que nos echen. Lo leemos y lo entendemos.

 Y yo, su madre, su felicísima madre, me tiro cinco horas en urgencias por migraña, estudio para el cuarto y quinto examen del postgrado que mi plantación de algodón empresa me exige (y por cuya culpa tengo abandonado el blog), y hasta me preparo para testificar en un juicio donde no conozco a nadie ni sé para qué me citan, pero me hace perder mucho de mi escasísimo tiempo. Y todo me da igual, ¡I feel happy!. Porque sus notas en infantil están de subidón, porque su profe ya desde el primer trimestre tras la cirugía se asombra del cambio, porque mi tesorito lee que se las pela y los pájaros cantan, las nubes se levantan...

 (Y sí, dice Grrretel. Aprendió hace poco a pronunciar la erre doble. Ya nos advirtió su logopeda, este acontecimiento de importancia planetaria tiene efecto secundario: ahora toooodas las erres son fuertes por la emoción de la novedad así que Morenito hablará ruso una temporada.)




 

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