Tenerife tiene seguro de sol

 
  
 ¡Sincronicemos los relojes, este es el plan!: levantarnos a las seis de la mañana, hora zulú, y salir de casa no más tarde de las siete rumbo al aeropuerto de Bilbao,unas tres horitas en coche. Luego pulular ahí cosa de hora y media hasta embarcar in extremis (ya nos llamaban por la megafonía, "the last caaall to Trapisonda family" y no es coña).

 ...Nota de la autora: sobre la familia Trapisonda podeis informaros aquí. De nada millennials, a mandar...  

 Sigo. Luego tres horitas más de vuelo súper cómodo a la par que ameno para las dos criaturitas y sus padres y ya por fin aterrizamos en Tenerife. Buenoo...por fin no. Aún queda una hora en el aeropuerto de destino, entre pitos y flautas (pitos, recoger equipaje - flautas, alquilar coche). Y una horita más hasta llegar al hotel, hacer el check in (o sea el ingreso, hay que jodd ...) y aterrizar de verdad con todos los bártulos en la habitación. Ahora sí: ¡¡¡porrr fffinnnn!!!

 Antes de que os meseis los cabellos ante tamaño despropósito os suelto la bomba: lo llevamos bien. Bastante bien en realidad. Hasta tuve la satisfacción de que me felicitasen por el comportamiento de los rorros nuestros amables compañeros de vuelo, ¡tanto a la ida como a la vuelta!, que bajaba yo del avión más inflada que un globo (y porque se me hinchan los tobillos, que os lo hay que decir todo).

 Incluso tuve la tentación de soltaros un post con consejos sobre cómo viajar con niños, de esos que tantos leí yo y que no me sirvieron para nada, por otro lado...Así que desistí, mejor os cuento las cosas tal cual yo las vivo porqueee...mirad,  para deciros que mejor que sean mayores ya los nenes, que sea un viaje largo en avión grandote y a las horas de dormir...que cuantos menos niños mejor, andevaaparar (¿uno??) y que el avión vaya medio vacío, para deciros eso...pues no os digo na. Casi que volais dónde toque y cuando toque y rezais mucho, a quién sea, toda ayuda es poca.

 Nosotros cantamos bingo: avión petao de gente con asientos ridículos, clase turista a tope. El norte de la península al completo rumbo a las islas afortunadas, a sacudirnos el musgo y quitarnos el verdín. Y los niños con sueño. Y la madre con dolor de cabeza, no faltaba más. Pero llevaba el bolso en modo kit de ocio y actividades varias (sí, este bolso), y junto a unas cuantas ideas creativas que fueron surgiendo y que funcionaron, resolvimos. Nunca tanto partido le fue sacado a la hoja de instrucciones de seguridad. Nunca. Les enseñé que el avión lleva un tobogán y un flotador de piscina para cada pasajero. Escuchamos flipados al azafato que nos daba las explicaciones de emergencias justo al ladito de nuestros asientos. Practicamos cómo hinchar la bolsa de vomitar, la coloreamos y después hicimos barquitos con ellas. "Leímos" la revista con sumo interés -"¿queseto mami?-es Amsterdam - ¿y qué es?- un sitio con muchos ríos, cómo el de Coruña. Y comentamos con gran jolgorio lo que nos íbamos a pedir de la carta a bordo...al aterrizar -¡mía mamá, yotero chocolate! Todo esto se sumó al arsenal de cachivaches que traía en el bolso. Soy la p..ta ama muy creativa y ocurrente, es un hecho.

 Canarias nunca defrauda, al menos no a mi. Llevo décadas llendo, conozco las cuatro islas mayores, no tanto como me gustaría pero sí lo suficiente para afirmar que, al menos para los gallegos del norte, siempre hace bueno. Buen tiempo del de verdad: del de no sudar y dormir por la noche, del que combate el fresco (que no frío) con una prenda de abrigo ligera. No es que haga calor, es que hace bueno, que no es lo mismo. Y en esta ocasión no fue menos. 

 Los dos primeros días tuvimos nubes. Manga corta por supuesto, pero con nubes. Y optamos por excursionar: nos fuímos al Teide un lunes y al Loroparque el martes. En el Teide el Rubio tuvo a bien dormirse en el coche justo antes de llegar, con lo que el modo porculero le duró al pobrecito toda la visita, más o menos. Solo le sacaba de su rabieta avistar algún gecko, o lagartija, o lo que sean esos lagartitos pequeños que hay por todas las rocas del parque. Cocodilos mami, me corrije con insistencia el Moreno. ¡Claro que sí!, los famosos cocodilos del Teide, si es que no me entero. Al menos ya no dice cocolilos...

 Al día siguiente amanecía más despejado, pero igualmente optamos por el Loroparque. Sola con los dos nenes pues el papá debía estudiar, todo el día, viajando por malísimas carreteras... me lo pensé pero si fuera una persona sensata miedosa no tendría nada de lo que tengo hoy día... Así que marchamos y justo a mitad de camino, tras dejar atrás nueve eternos kilómetros de curvas asesinas mi pobre Moreno vomitó hasta arrojar su primera toma. LLevábamos merienda, agua, gorras y protección solar, mudas completas para ambos, mil paquetes de pañuelos, depósito lleno y móvil cargado...de todo excepto toallitas, fallo garrafal que pagué con mi salud. Los mil pañuelos, la botella de agua y mi fular nos salvaron el culo...no pregunteis, solo deciros que cuando quise sacar al nene del coche no encontraba por dónde izarlo, y que al del rent a car le pondremos un monumento.

 LORO PARQUE



 En el Loroparque disfrutamos de los animales y de las exhibiciones de distintas especies, si bien a mis fieras se les hacía un poco pesado hacer colas y esperar sentados a que comenzasen los espectáculos. Y a mi la mayor información sobre estos espectáculos y el posible maltrato animal me daba un repelús que en visitas anteriores, por desconocimiento, ni me planteé. Las continuas alusiones al cuidado y bienestar de los animales realizadas desde el propio parque engañaron mi débil conciencia, supongo, aunque un regusto amargo sí me quedó. Los niños por otra parte disfrutaron de un montón de cosas "absurdas" y yo con ellos, que ya aprendí a bajar las espectativas o mejor aún, suprimirlas directamente y "ver que pasa". Uno espera que flipen con los leones y no con los flamencos, por ejemplo...pues resulta que no, los leones pasan de ellos y mis niños idem, pero los flamencos son muchos, se mueven y van a la pata coja y ahí se quedan un buen rato llamándolos, cojeando y haciendo el borrico ...Aunque hay valores seguros, los que no fallan: las tortugas gigantes arrancan alaridos "mamimami!! mía totuga míamíaaaaaa!!", los gorilas y chimpancés lo mismo. Ahí se plantan frente a ellos uh-uh, ah-ah, poniendo las manos en los sobacos que haciendo el mono son unos cracks. Yyy... también las hormigas, seres interesantísimos nodigoyoquenó pero joer..que el Loroparque vale una pasta. Y las mariposas, y un gorrioncito silvestre que tuve que alabar con el mismo jolgorio que empleé para que se fijasen en los papagayos, para que el Rubio (que fue quién me lo señaló muy ufano) no viese en mi una falta de coherencia y criterio brutal...Lo dicho, cero ideas preconcedidas y mente muy abierta, lo mejor para no frustrarse. Si lo pienso bien, hay mucho que aprender de ellos en ese sentido.





 El resto de días fueron una sucesión de juegos y chapuzones en las diversas piscinas, sacándole brillo al "todo incluído", comiendo y bebiendo de forma indecente niños y mayores. También algún rato de "tiempo perdido" por siestas intempestivas a las que nos acabábamos sumando los padres. Alguna persecución por el hotel, alguna bronca, alguna escapada de un adulto para relajarse solo un rato tras la cena mientras el otro se ocupaba de los nenes y mucha, pero mucha, minidisco.

 La minidisco...

  ¡Qué recuerdos! Y qué penica por favor...con lo que yo era...¡cómo es posible que añore la minidisco! Seamos serios...

 Pues sí. Allí iba yo, con mis niños medio histéricos, ¡a la carrera! Y la menda detrás, sentada muerta de risa "saboreando" una copa de cava penoso (y calentorro) Pero hay que entenderme:

  -Uno: los chavales de la animación se lo curran, ellos bailan bien y hacen bien el play-back. Vale que el atrezzo es horrendo pero es público infantil, queda como que van de payasos y listo.Todo vale.

 -Dos: la música mola. Son rollos en alemán a todo volumen y con chunda-chunda. Y muchas canciones tienen coreo, que nos aprendemos enseguida y para los nenes mola mil. Y yo hace siglos que no escucho una radio fómula, no veo la MTV, ni siquiera OT...y bebo cava malo, no olvidarsen...

 -Tres: mis niños no salen de la primera fila ni con agua caliente. No tengo que preocuparme de vigilarlos, no escapan, no corren cada uno para un lado. Puedo incluso ir hasta la barra a pedirme otra copita, así, ¡a lo loco! ¿Sabeis lo que es eso para mi, lo imaginais? No, rotundamente no, no teneis ni idea ya os lo digo yo. Por eso me río tanto. Y rejuvenezco un año cada noche. Es más, en varias ocasiones tuve que bajarlos del escenario para que no interfirieran. NO SÉ A QUIÉN HABRÁN SALIDO.





 Se dice que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Eso es porque Baltasar Gracián nunca se fue de vacaciones a Tenerife, ahí lo bueno si breve es una putada muy gorda, no nos engañemos. Lo nuestro fue breve así que volvimos a casa deprimidos pero también soleaditos, bañaditos, desconectados de la rutina y con un arsenal de canciones y coreos para practicar hasta la próxima!

 ...Que será en dos meses en un viaje con sólo dos adultas y ¡cuatro nenes! ¡Quen dixo medo!...

  PD: Cádiz nos espera en Junio, con sus playazas alucinantes y un hotelón de categoría...Así que al primero que se mee en los pantalones lo llevo de vuelta a casa. No consiento yo que la maternidad real me pinche el globo, ¡faltaría!.

Comentarios

  1. Jajaja cómo te entiendo con lo del avión. Los míos se portan fatal. Van superemocionados y super excitados, no se duermen ni con valium y dan por saco cantidad. A mí no me felicitan nunca por su buen comportamiento, más bien me miran con penita o miedo, depende la fase mamá troll en la que esté.
    Que bien lo pasasteis, me alegro!!! La próxima vez a Gran canaria que es mi islita jajaja

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    Respuestas
    1. Siií, de cabezaaa...!!
      En cuanto al buen comportamiento fue un hecho insólito pero cierto...¡ocurrió! Madres de niños revoltosos, no perdamos la fe!!

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